Los Amigos de la Ópera de Vigo habían anunciado una Tosca que se representaría como un concierto dramatizado. Para ello, Ignacio García colocó a orquesta y coro sobre el escenario, con los solistas entrando y saliendo del mismo y, ocupando las paredes de la concha acústica, proyectó imágenes de vídeo mapping creadas por Alejandro Contreras para la ocasión, simulando en 2D y 3D las tres localizaciones en las que se ambienta la ópera. El resultado fue ambivalente, pues si bien se logró aparentar virtualmente la existencia de una escenografía física, el movimiento de las imágenes fue a veces mareante y hasta despistaba.

Los organizadores también comunicaron que Vigo acogería el debut en España de la soprano rusa Elena Mikhailenko, quien también debutaría en el papel de Tosca. Así fue y el resultado fue convincente, pese a lo chocante de ser rubia en la piel de la morena protagonista, Floria. Su actuación fue acertada, proyectó adecuado volumen ostentó unos agudos metálicos. Habría redondeado la faena si el final de su «Vissi d’arte» no le hubiera quedado tan corto.

Tres de los principales roles fueron desempeñados por cantantes mexicanos, comenzando por el barítono Carlos Almaguer, que confeccionó un Scarpia de notable factura, siendo el gran triunfador de la noche; dominó el personaje a la perfección, y así lo demostró. El tenor Héctor Sandoval fue de menos a más, teniendo un comienzo difícil con una «Recondita armonia» que pasó totalmente desapercibida, pero estuvo bien en los dúos y finalizó con un aplaudido «E lucevan le stelle», pese a que las notas agudas de su Cavaradossi siempre fueron un tanto apretadas. Sorprendió gratamente el bajo Alejandro López como Angelotti, rol que ya defendió con anterioridad en el Palau de Les Arts de Valencia; gustaron tanto su voz de buena factura como su prestancia escénica.

Buena nota también para el bajo-barítono de Baracaldo Fernando Latorre, que desarrolló estupendamente un personaje que también había cantado con anterioridad; así, su Sacristán fue dramática y canoramente muy efectivo, cosa que no puede decirse de los otros tres personajes secundarios en liza, Spoletta, Sciarrone y Voz de un pastor, interpretados respectivamente por el tenor Diego Neira, el bajo Pedro Martínez-Tapia y la soprano Ali Louzán.

El público aplaudió de pie a los intérpretes después de la función.

Manuel Coves mimó y estuvo muy atento a dar las entradas a los solistas y dirigió en todo momento con mucha precisión a la Orquesta Sinfónica Vigo 430 y al Coro Rías Baixas. Pese a las dificultades que conlleva interpretar la música de Puccini, estas formaciones desempeñaron con solvencia sus cometidos, destacando ambos conjuntos sobre todo en el final del primer acto; no obstante, por momentos se echó en falta en las dos agrupaciones una mayor fuerza dramática y contrastes. Globalmente, en todo caso, la representación fue un éxito como así lo corroboró el público que llenaba el teatro.

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